Mientras Yuval Noah Harari, Rory Stewart y Maria Ressa dialogan sobre cómo vivir bien en tiempos inestables, surge una idea inquietante: los...
Mientras Yuval Noah Harari, Rory Stewart y Maria Ressa dialogan sobre cómo vivir bien en tiempos inestables, surge una idea inquietante: los líderes actuales se parecen más a reyes que a presidentes.
En la conversación organizada por The Guardian, Harari señala que el movimiento “No Kings” —creciente en Estados Unidos— refleja una resistencia simbólica al retorno de lo medieval en la política. En su narrativa, Donald Trump no opera como jefe de Estado, sino como monarca cuyo contrato político está ligado únicamente a su persona, no al pueblo ni a las instituciones.
Stewart amplifica esta tesis al describir una crisis ética en el liderazgo moderno. Para él, hemos pasado de sistemas de poder basados en ideologías a figuras carismáticas sin límites ni responsabilidad. En este nuevo esquema, el poder se ejerce sin contención institucional: la política deja de concebirse como pacto entre ciudadanos para devenir affaire personal entre dinastas.
Ressa, por su parte, advierte que la ola tecnopolítica refuerza ese esquema monárquico disfrazado. La capacidad de manipular narrativas individuales y microtargeting mediático convierte al líder en demiurgo de realidades simbólicas. Cuando los mensajes políticos se dirigen a sujetos aislados y personalizados, la política deja de ser arena pública y pasa a ser reino privado.
Ese retorno al trono no es inocuo: pone en crisis los fundamentos mismos de la democracia liberal. Harari advierte que la tecnología contemporánea —especialmente la inteligencia artificial— permite que el poder no solo imponga decisiones, sino moldee deseos y percepciones. Así, la política deja de mediar entre ciudadanos y pasa a mediar entre diseñadores de implicaciones cognitivas.
La conversación también sugiere vías de resistencia: renovar nuestra confianza institucional y reivindicar el valor de lo común frente al señorío digital. Harari insiste en que no basta alertar sobre peligros: hay que reconstruir sistemas de confianza. Ressa llama a reconsiderar el rol del periodismo como guardián colectivo, no como agente de validación personal.
Este análisis emerge como una advertencia urgente: si aceptamos que la política puede concebirse como un linaje personal de poder, renunciamos a la posibilidad de gobernarnos entre iguales. La democracia auténtica exige que resistamos el canto de sirena del trono, reclamando que los lazos sociales no sean meros tratados personales, sino compromisos públicos compartidos.
Fuente: “How to live a good life in difficult times: Yuval Noah Harari, Rory Stewart and Maria Ressa in conversation”, The Guardian
COMENTARIOS